Concierto para piano en Re menor, Op 30
1.- Allegro.
2.- Intermezzo: Adagio-
3.- Finale: Allegro.
Martha Argerich, piano.
Berlin Radio Symphony Orchestra.
Riccardo Chailly, director.
El Tercer Concierto para Piano fue compuesto durante el verano de 1909. El compositor interpretó el estreno con la Orquesta Sinfónica de Nueva York, dirigida por Walter Damrosh, el 28 de noviembre de 1909. Rajmáninov compuso su Tercer Concierto en su finca de verano Ivanovka. Necesitaba un nuevo concierto para tocarlo en su próxima gira por Estados Unidos.
Está considerado como uno de los más difíciles y exigentes para el piano. Jósef Hofmann a quien fue dedicado no lo llegó a tocar públicamente alegando que «no era para él». El compositor escribió dos versiones de la «cadenza»: la primera corta, fácil y suave y la segunda que anotó Ossia (alternativa), mas larga, grandiosa y difícil, tanto que ni siquiera el propio Rajmáninov la interpretaba.
En contraste con la belleza apasionadamente romántica del Segundo Concierto, este Tercero es más sombrío y melancólico pero posee un virtuosismo que realmente arrebata y subyuga.
El primer movimiento se halla rebosante de tristeza y amargura; su final, con esos extraños sones apagados que surgen del piano, bien pudiera denominarse trágico. Su primer tema, reminiscencias del cual aparecen en los movimientos segundo y tercero, es la base para la concepción de este movimiento. Suena casi como una canción popular sobre las llanuras y colinas rusas.
El segundo movimiento es un ejemplo típico de orientalismo ruso (desde el «Russian» de Glinka y las «Danzas polovtsianas» de Borodin).
El final, como todos en la música de Rachmaninov, es muy enérgico, pero difiere de los demás en su compactibilidad.